julio 13, 2009

ANTECEDENTES HISTORICOS

Un genero musical tiene su estreno el 1º de enero de 1879 en el Liceo de Matanzas, Cuba: El Danzón: Las alturas del simpson, interpretado por la orquesta típica, de viento, que dirige el cornetinista Miguel Faílde. El impacto que produce entre los bailadores resulta extraordinario.  


El Danzón llegó a Yucatán, vía el hermoso puerto Progreso, en aquel entonces había un mayor intercambio entre la Habana y Mérida. Alcanzó su auge en las décadas de los años veinte y treinta, cuando en la capital peninsular se abrieron dos salones de alta prosapia social: El Club Mérida y el Yucatán.

Entro al Puerto de Veracruz por la cuenca del Papaloapan, primero arraigo fuera de la ciudad fortificada, entre pescadores, estibadores y tabacaleros, y poco a poco fue colonizando el centro y las distintas esferas sociales. Entre 1907 y 1911, el danzón era parte ya de la vida cotidiana del puerto y no era raro que hasta las orquestas y bandas militares tocaran en las retretas del Malecón y la plaza de armas, candentes danzones proporcionados por los músicos del lugar. Retretas en las que desde años atrás las parejas ejecutaban los característicos descansos para secarse el sudor los hombres con el rojo paliacate y refrescarse las mujeres con los coquetos movimientos de sus abanicos de marfil y seda traídos del oriente.
En el puerto de Veracruz, la puerta tradicional de los ritmos cubanos, es precisamente donde el danzón conserva todavía su forma de baile original: lenta, cerrada y con algunas figuras tibiamente abiertas, que son propias del danzón. Entre las orquestas pioneras destacaron las de Don Severiano Pacheco, Don Alberto Gómez “Albertico”, Pepe Novés y el Chiquitín Pastrana.
Los primeros lugares donde se tocó y bailó danzón fueron “La Lonja Mercantil” y el “Recreo Veracruzano”, posteriormente en “El Liceo”, “El Tívoli” y “El Casino Veracruzano”



El Danzón emprendió el asalto de la Ciudad de México a fines del siglo XIX. Hubo un acentuado placer por el Danzón en las altas esferas políticas y económicas del porfiriato. Porfirio Díaz fue protector de músicos y compositores nacionales y extranjeros junto con Teodoro Dhesa, gobernador de Veracruz. Roberto Montenegro por el año de 1904 vio danzonear a Don Porfirio Díaz ante una selecta concurrencia de damas vestidas con lujosas sedas y perfumes franceses. 
José Urfé, compositor, director y clarinetista, revoluciona el Danzón cubano al insertarle, en su parte final, un montuno de son, al estilo de los figurados de los treseros orientales: El bombín de Barreto


Durante la década del veinte, el son se hace centro del gusto popular, y el Danzón y las agrupaciones que lo cultivan, pasan a un segundo plano. Es esto lo que mueve al músico matancero Aniceto Díaz a conformar, en 1929, una modalidad dentro del baile nacional. Altera, entonces, la estructura anterior y crea, en una fusión de Danzón y son, el "danzonete", o sea introducción, parte de violín reforzada con trompeta, introducción repetida, canto en tiempo de bolero-son, y final en un ritmo de guaracha-son. El 8 de Junio se estrena el primer danzonete, "rompiendo la rutina". Las Orquestas de Antonio María Romeu y Belisario López estrenan en la Habana los primeros danzonetes, en los cuales se destaca el cantante Fernando Collazo.
Durante la década del treinta, ante la carencia de danzonetes, se entroniza la costumbre de incorporar boleros, tangos y sones, a los danzones. El vocalista pasa a primer plano, destacándose los nombres de Joseíto Fernández y Barbarito Diez

Entre los años cuarentas y cincuentas estuvo de moda el Smyrna Dancing Club, rebautizado por sus clientes como “El Esmeril”, quizá por asociación fonética del nombre original. Por este lugar pasaron las más importantes orquestas y Danzoneras de aquellos años, como la de Luís Alcaraz, Prieto y Dimas, La Banda de Pepe Castillo, Alejandro Cardona, José Gamboa Ceballos y Filiberto Cedillo. Muchos fueron los concursos que ahí se realizaron con la presencia de verdaderos campeones, parejas que año con año recibían su respectivo calendario y una caja de jabón Caricia. Por su cercanía con los prostíbulos y cabarets, el Smyrna fue sedé de pachuchos, tarzanes, padrotes y toda clase de vividores.

El Salón México fue fundado por un fuerte consorcio denominado Compañía Mexicana de Espectáculos, su apertura se dio con bombo y platillo el 20 de Abril de 1920, en la calle de pensador mexicano numero 16. Normalmente todo el mundo conocía al México pero para los de ahí: Bailadores, cantineros, músicos, empleados y padrotes, era mas fácil llamarle “El Marro”, ya que según cuentan las malas lenguas, al entrar a las salas se dejaba de sentir de pronto – cual golpe de marro- un fuerte olor a sudor, el México se distinguió por atraer lo más granado entre los bailadores de vals, fox trot, paso doble, blues, tango y el siempre exquisito Danzón. Sin embargo, lo efectivo, lo mejor del marro fue siempre aglutinar a casi todas las clases sociales del "Defe", fue el mas concurrido, tal vez por el horario, por las orquestas, por su ubicación o por la amplitud de sus salas. Para la empresa del Salón México el baile de salón ha tenido siempre una gran importancia mundial, y el Danzón era el mas cotizado de todos los bailes, el que tenia mayor número de participantes en concursos. En 1962 se cierra el Salón México y el dueño le entrega a Acerina el repertorio de danzones que Concha utilizó durante 36 años.

El éxito del Danzón en México, es su forma de bailarlo, pues se tiene el estilo como antecedente de los bailes finos. Una frase musical de danzón (cuatro compases) se ejecuta a ocho tiempos y tiene principio, ejecución y terminación, esta forma o estilo de bailar es lo que hace al Danzón más interesante pues su estructura musical es un reto para los bailadores: Hay tres formas de cubrir dancisticamente estos ocho tiempos: acompasados, a contratiempo y tiempos perdidos. Ningún danzón se parece a otro pues su composición rítmica es caprichosa y variable.

Los bailadores han significado un verdadero pilar para que el Danzón haya penetrado y perdurado en el territorio mexicano, creando incluso un estilo mexicano. Para muchos bailasores  de México, el Danzón que conocen es el que toca la orquesta de Carlos Campos. Su estilo, controvertido, más rápido, simplificado, es con frecuencia llamado Danzón chá. Su éxito se debe quizá a que sea un Danzón más accesible al público. Su mayor hit fue Zacatlán, seguido por Elodia, El barbero de Sevilla y Palillos Chinos.


El Danzón, uno de los bailes nacionales de Cuba, representa un fenómeno de lógica evolutiva, una síntesis de elementos antecedentes que se encuentran a un superior nivel.